Extremadura es tierra de vinos. Desde el tiempo de los romanos se elaboran vinos en tierras extremeñas donde la característica principal es el clima seco que se compensa con suelos que retienen muy bien el agua.

Entre los vinos de Extremadura, el vino rosado extremeño está teniendo un repunte debido a su extraordinaria calidad que tiene en una vinificación más profesional el porqué de esta calidad, pero también el empleo de monovarietales tintas, dejando atrás el tiempo en que se mezclaban uva tinta con uva blanca.

Extremadura, tierra de vinos

Extremadura posee una D.O, Ribera del Guadiana, que se reparte por Badajoz y Cáceres y se caracteriza por la diversidad de suelos y un clima continental con suave influencia atlántica. Suelos que van desde los calizos y arenosos de la Tierra de Barros hasta los pizarrosos de la Sierra de Guadalupe. Los veranos son largos y cálidos, mientras que los inviernos no son demasiado fríos.

Estos elementos son los que dotan de características únicas a los rosados extremeños. Vinos afrutados, mezcla de aromas frutales donde destacan la frambuesa, la fresa. El sabor fresco de estos vinos y la personalidad, la estructura, el cuerpo y el carácter se lo otorga una uva noble. Para los rosados se emplea mayoritariamente la uva tinta tempranillo o la garnacha. Algunas bodegas se atreven con la variedad graciano que le confiere un toque dulce y refrescante acidez. También se está experimentando con la variedad chadornay.

Elaboración del vino rosado

A menudo se confunde el clarete con el rosado. El rosado es un vino de mucha más calidad y de elaboración compleja. Los claretes se obtienen de mezclar diferentes mostos, así como diversas uvas, blancas o tintas. Además, la fermentación se realiza con el hollejo y el mosto en el depósito.

Los rosados extremeños siguen dos procedimientos para su elaboración: por prensado y por sangrado.

En el prensado, una vez llega la uva a la bodega, los vinos obtenidos muestran una gama de colores más clara. La uva tinta, una vez despalillada, se estruja hasta extraer el mosto y se somete a una maceración corta que es donde se el vino adquiere su característico color rosa pálido.

Por el método del sangrado se obtienen rosados extremeños de altísima calidad. Este método consiste en separar el hollejo y la pulpa de la uva del mosto por gravedad. Los residuos sólidos de la uva ascienden a la parte superior del depósito, mientras que el mosto más denso se queda en el fondo.

Pero antes de este proceso, se despalilla la uva, se estruja y se macera unas horas, entre 8 y 24. Con esta maceración se adquieren precursores de aroma que se encuentran en la piel de la uva.